No sé si estas letras logren danzar (compilación de textos cortos)
#CompilaciónDeTextosCortos
El
mar sabe querer. La memoria se nutre de imágenes. La sonoridad de una caída se
parece a la nostalgia. El vaivén de una silla puede ser irremplazable.
Mi forma de bailar
Me dijeron que para aprender a bailar debía mirarme al espejo y observar muy bien cada movimiento, que encontraría un estilo propio y que me enamoraría de algún meneo si me concentraba en mi reflejo.
Se me cansaron los ojos antes que las caderas. No me sentí cómoda. Pensé en que me merecía un mar. Fui hasta él, pero no bailé. Dormí, nada más dormí. De soñar nadie se cansa. La arena me dio una caricia maternal. No necesitaba un espejo, necesitaba una tarde fresca y emborracharme de tanto mirar el movimiento de las olas después de la siesta.
A casa regresé con un rítmico deseo de visitar la playa cada día. Mi alma no se envenenará.
***
Recuerdo visual
Unos dicen que la
fotografía debería ser en blanco y negro porque así se logra narrar el alma de
las personas y la esencia de los lugares. Otros dicen que debería ser en color
para obtener todavía más información sobre los sujetos y su entorno, que hasta
la pintura de una pared y los colores de los atuendos dicen algo. No lo negaré:
a veces me dejo llevar por la coquetería del color y a veces me dejo embrujar
por el blanco y negro. Es que en ambos mundos he encontrado maravillosas
historias que me han dejado muda.
Recuerdo siempre
las palabras que me dijo un viejo de un pueblo caribeño al que alguna vez le
hice un retrato: “El único retrato que tengo es el que aparece en mi cédula”.
No abandonó la sonrisa ni endureció el rostro para la fotografía; parecía que
había pasado mucho tiempo deseando ser retratado. No quería ser olvidado,
quería que a su familia le quedara —al menos— una nostalgia visual cuando él
partiera de este mundo.
Después de esa
experiencia entendí que el camino era contar historias para la memoria y que el
color no es quien define la perennidad y emotividad de una fotografía. Yo
recuerdo la mirada serena del viejo.
***
Andares desprovistos de ella
Me decía mi madre: “Bájate de ese palo que es vidrioso, te vas a caer”.
Hoy, cuando camino por caminos vidriosos esa voz que me prevenía no la escucho.
Me devora la nostalgia. El hielo se rompe bajo mis pies y la voz no suena. La
vida debe ser eso. Eso debe ser la vida. No suena la voz, pero no se ha
convertido en un recuerdo extinguido. Me acompañan mis pensamientos, les
respondo, hablo con ellos. En ocasiones me previenen a tiempo; en otras, no
puedo ni definir las caídas. Hay tropezones interminables y soledades sin
solución. Hay gritos secos y saltos al vacío en los que les doy una salida
digna a mis miedos y en los que me repito a mí misma: “Amanecerá y veremos”.
Las caídas son mi equipaje, prefiero cargar con ellas que con placeres imitados. Esa voz no suena ya, pero sigo caminando. La vida debe ser eso…
***
La abuela es libertad
Cuando la abuela se sentó por primera vez en una silla Rimax dijo:
—Me siento como en una fiesta en la que suena una
canción que me gusta y no puedo bailar. ¡Tráiganme mi mecedora tejida!
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