Relato de viaje: Rincón del Mar
Linda Esperanza Aragón | @lindaragonm
¡Ay!, Rincón del Mar, volver a ti me refresca el ánimo y
me embelesa. Tu mar me rapta y arrulla. Tus caminos me llaman; no suelto la
cámara cuando te recorro. Aminoro el paso, te veo, siento tus voces en las
mañanas y la música en las esquinas durante las tardes y las noches. ¿Qué
tienes tú que me imantas y logras que caiga en tu cotidianidad? Es tu gente,
sí. Son los rinconeros que saben acoger al paisano y al forastero.
Me reconcilio con tu arena, con tu arena que canta. Le
creo a la canción de Natalia Lafourcade:
Canta la arena tan bonito cuando bailo con ella
Escucho la corriente, cómo va y viene
Si me besa el mar, todita ya me tiene
Tu mar —que a veces se mueve con ferocidad y en ocasiones es una oda a la calma— me trae estrofas de canciones de Totó La
Momposina, Cesária Évora, Susana Baca, Omara Portuondo, Natalia Lafourcade,
Nidia Góngora, Concha Buika y Aida Bossa. Melodías que consiguen quitarme la
amargura de cualquier parte del cuerpo y del alma.
Tu brisa tierna me desarma, me entiende, me vuelve
atemporal. Me duermo en tu playa y dejo que se viertan mis melancolías y miedos.
Camino descalza muy cerca de la orilla y me provoca bailar Chi chí maní. No puedo ser más feliz cuando llega el ocaso. Lo
percibo solemne y complaciente; se deja palpar y saborear en medio de una
espontaneidad inventada por ti, Rincón del Mar.
Cuando estoy sentada frente al mar me reduzco a un solo
deseo: no irme, no dejarte.
Sí: este pudo haber sido un viaje sin fotografías ni relato, pero me pasa lo que Almodóvar, quien lo resume así: “A veces solo creo que vivo para contar alguna cosa”.
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Este trabajo fue publicado en la versión digital del periódico colombiano El
Espectador.
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