¿Soy el viaje o el equipaje?

 #RelatoEnPrimeraPersona


Linda Esperanza Aragón | @lindaragonm

Agua dulce que viaja por mis nostalgias.

¿Qué es viajar para mí? ¿Viajo porque soy una escapista? ¿Viajo porque viajar es una recompensa? No tengo las respuestas a estas preguntas. No sé si viajo para existir; no sé si viajo para olvidar a la mujer que trabaja todo el año, sufre de ojo seco, padece de un insoportable dolor en el cóccix y merienda bananas de lunes a viernes para borrar el amargo sabor de la rutina.

Encontrarle el significado a la expresión “viajar” es un asunto personal. No hay una sola definición, no la hay; son infinitas. Quizá viajar sea estar en silencio y contemplar la vida, esa vida que pasa tan rauda y bravía; aunque no sé si esa definición sea peligrosa, dicen por ahí que nos convertimos en lo que contemplamos.

¿Viajar será mecerse en una hamaca? ¿Viajar será tener la sabrosa libertad de guindar la hamaca en cualquier parte de la casa? ¿Viajar será tener la oportunidad de escuchar a una matrona caribeña decir: “Cuando yo veo una pila de cocos y papayas me provoca hacerla dulce”? ¿Viajar será extrañar un abrazo? ¿Viajar será endulzar la palabra con dulces tropicales? ¿Viajar será recorrer una ciénaga en una canoa mientras rozamos el agua con los dedos? ¿Viajar será no encontrar nunca diferencias entre el mar y los libros? ¿Viajar será encontrar las nostalgias extraviadas?

El viaje puede ser empacar la maleta, volar y recorrer otro continente. El viaje, para mí, también es el regreso, es volver al hogar, es quedarse por varios meses recordando la aventura. El viaje, para mí, también es mecerse en el patio de la casa al tiempo que las palmeras bailan con la brisa y suena Ligia Elena.

Muchos dicen que la vida es un viaje y que las preguntas son nuestro equipaje. Ahora me asaltan otros interrogantes: ¿quién soy después del viaje? ¿Soy el viaje o el equipaje?

La vida no alcanzará para hallar esas respuestas, sin embargo, cada pregunta que nos hacemos es una aventura, tal vez sea una manera de viajar, y los viajes siempre valen la pena porque nos dejan sentires: alegran, enseñan, distraen, rompen, asustan, ilusionan, enmudecen, deslumbran, despojan, calman, duelen, seducen, metamorfosean.

Comentarios

  1. Quizás en realidad no importan las respuestas sino que al cuestionarnos nos lleva a otra pregunta y viajar como en la vida siempre es preguntarnos ¿Cuál es el siguiente destino?

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    1. De acuerdo contigo. ¡Qué bonita manera de interpretar este relato! Un abrazo.

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